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Todo daba a entender que la impresión 3D de metales era la panacea, pero ahora parece que es necesario un examen de rayos X para comprobar piezas impresas en 3D.
No todo es oro lo que reluce… Dábamos por supuesto que la impresión 3D de metales era infalible, y que no había posibilidad de error…
Pues va a ser que no… Con la proliferación de las impresoras de metal y por su adopción en masa en la industria aeronáutica, urge conocer a la milmillonésima la infalibilidad de las piezas impresas en 3D.
Y es que el sector aeronáutico se ha tirado de cabeza a la manufactura en 3D en metal, por lo que no es buen negocio saber que un poro en una turbina de un avión puede acarrear el desastre no deseado.
Lo que parecía tan infalible, que un láser solidificase una pieza sinterizando polvo de metal, también tiene sus defectos.
Y es que el láser al sinterizar -fundir- las microesférulas de metal, también crean una cierta cantidad de gases que pueden crear microcavidades en la capa impresa.
Y aquí es donde entra en escena el aparato de rayos X. Pero no penséis que es un aparato de rayos X que podéis hallar en un hospital…
Este aparato, diseñado por científicos del Lawrence Livermore National Laboratory (LLNL), el SLAC National Accelerator Laboratory (SLAC) y el Ames Laboratory, examina cada capa de metal que se crea durante el proceso de impresión 3D en una impresora LPBF (laser powder bed fusion, cama de polvo fundida por láser).
Gracias a este dispositivo pueden «ver» el proceso de fundido y calcular la resistencia que tendrá la pieza en este punto. Los rayos x para comprobar piezas impresas en 3D en metal no se utilizan para ver la pieza ya completa.
Aunque todavía está en estado de prototipo, la implantación de este chequeo por rayos x permitirá asegurar al 100% la integridad de la pieza impresa en metal. Y más vale que sea 100% efectivo…
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