|
---|
En Impresion3daily estamos especializados en impresoras de resina, por lo que la prueba de la impresora Longer LK5 Pro nos lo tomamos como un desafío.
Si hemos de ser sinceros nuestra experiencia con impresoras FDM es prácticamente nula, no habíamos impreso nada hasta la llegada de esta Longer LK5 Pro, la última y mayor FDM de la firma.
En Longer nos ofrecieron la impresora para probarla, invitación que rechazamos porque estamos especializados en impresoras de resina, no en impresoras FDM que funden filamento plástico.
Pero insistieron tanto que nos lo tomamos como un reto: ¿seríamos capaces de imprimir a la primera con una FDM sin tener experiencia previa? Recordemos que las FDM imprimen capa a capa fundiendo filamento plástico, nada que ver con una impresora MSLA… Comenzaba la prueba de la impresora Longer LK5 Pro…
Tras recibirla y hacer el unboxing comprobamos que venía parcialmente montada, que todos los tornillos venían en bolsas separadas y etiquetadas, que facilita el trabajo, y también que traía todas las herramientas que necesitas, además del manual, rasquetas y demás. Hasta trae una tarjeta SDHC con lector USB, para poder leerla en el PC.
El primer reto fue ensamblarla, ya que la impresora llega como un kit semimontado. Nos dejamos dos horas y media en montarla, algo lógico ya que nunca antes habíamos ensamblado una. Primera prueba, ¡superada!
O sea que un novato tardará al menos dos horas, como nosotros. Y es que la inexperiencia unida a un par de pequeños fallos en el video tutorial que Longer tiene en su web, más el correcto posicionamiento del sensor de altura del eje Z -crítico- alargaron este trámite.
Una vez ensamblada apreciamos el enorme tamaño de la LK5 Pro, y también su robustez, gracias al par de tirantes en diagonal de su chasis de aluminio que sujetan el arco que da cobijo al cabezal de impresión.
La LK5 Pro tiene un volumen de impresión abierto de 300 x 300 x 400 mm, muy, muy grande, un simple extrusor capaz de llegar a los 250º y una gran pantalla LCD táctil a color de 4,3″ para controlarla. Además tiene cama calefactable -a 110º- de borosilicato texturado recubierto de cerámica, de una calidad excepcional, gran agarre y fácil despegado. No hace falta para nada la laca Nelly…
Como conectividad tiene un lector de tarjetas SDHC y una toma Ethernet para enchufar el PC. Y tiene sensor de filamento, un buen detalle que te ahorra problemas, y el tubo de guiado del filamento es de teflón de calidad.
Una vez comprobado el montaje, reapretados los tornillos y revisadas las conexiones, pusimos en marcha la impresora y procedimos a calibrar la base de impresión.
Para ello calentamos la cama de impresión y el extrusor; hay que tener en cuenta que los materiales se dilatan cuando se calientan, por lo que mejor calibrar en caliente.
La calibración se realiza manualmente, aunque ayudados por el firmware, que va posicionando el cabezal de impresión en cada uno e los 5 puntos de la cama de impresión -las 4 esquinas y el centro- cada vez que lo seleccionamos en el menú.
La calibración nos roba solamente 5 minutos, la verdad, y sin tener experiencia.
Y llegó la hora de imprimir… Ponemos en marcha la impresora e insertamos la tarjeta SDHC.
Podemos escoger uno de los diseños precargados en la tarjeta, que ya vienen con el G-Code en el que están formateados los parámetros de impresión y los slices, pero nos decidimos a imprimir también un diseño que descargamos de Internet.
Ello es tan fácil como instalar el slicer de Longer en nuestro PC, importar la malla, seleccionar el tipo de filamento y el resto de parámetros.
Lo mejor es que estos ajustes se pueden realizar de dos modos: para novatos o para expertos. El de novartos solo hay que escoger los ajustes para el filamento que vamos a emplear, PLA o ABS. Así de sencillo; nada más.
En el modo experto puedes seleccionar temperaturas de hot end y cama, velocidad de extrusión y retracción, velocidad del ventilador y un largo sinfín de parámetros para ajustar la impresión a tu gusto.
Nosotros imprimimos con el formato para novatos, por lo que nos limitamos a escoger PLA, y punto.
Con nuestra malla y los parámetros para PLA generamos los slices. El programa también se encarga de hacer la estructuras de soporte, so fuesen necesarias, así que cero complicaciones.
Volviendo a la impresora, inserté el filamento de PLA en el extrusor, operación intuitiva y sencilla, liberando el engranaje primario del extrusor e insertando el filamento hasta el hot end.
Desde el sencillo menú de la pantalla LCD calenté el hot end hasta 200º y la cama de impresión hasta los 60º, parámetros básicos para PLA.
Cuando llegó a la temperatura de trabajo cargué el filamento en el hot end desde el apartado del menú para hacer avanzar o retroceder el filamento -carga y descarga.
Una vez el filamento comenzó a salir fundido por la boquilla detuve la carga del filamento, limpié la boquilla y cargué el archivo G-Code a imprimir desde el menú de impresión.
Tras seleccionarlo y pulsar el OK, la Longer LK5 Pro cobró vida y comenzó su trabajo. En el menú de la pantalla LCD aparece el tiempo restante, el porcentaje de progreso, y las temperaturas de hot end y cama de impresión.
Y no hicimos nada más, solo esperar a que acabase la impresión. ¡Y tuvimos éxito a la primera! La pieza se imprimió completa, con algún defecto menor, quizá achacable al filamento utilizado…
Y es que imprimimos con un PLA con tres años a cuestas, por increíble que parezca. Estaba bien sellado al vacío en su envoltorio, aunque apreciamos algunas distorsiones en la superficie de la pieza impresa.
Separar la pieza de la cama de impresión es sencillamente facilísimo. A la que la cama se enfría la pieza se quita con la mano y soin casi esfuerzo. Y es que la superficie texturada de la cama de borosilicato es una maravilla. Un 10.
Animados por nuestro éxito imprimimos más piezas, entre ellos un inevitable Benchy, que finalizaron también a la primera, sin errores, con los mismos pequeños defectos del filamento.
La LK5 Pro trabaja muy bien con los pequeños detalles, y es realmente precisa, ya que las piezas impresas de prueba nos dieron la medida casi exacta del dibujo 3D, con variaciones de 1 o 2 décimas de milímetro -como mucho- en los tres ejes. Y la calidad de las superficies es realmente buena, aunque puede mejorar con una buena calibración.
Acostumbrados como estamos a la precisión del detalle de una impresora de resina, las piezas impresas en FDM se nos antojan algo bastas. Y es que las impresoras de filamento están pensadas para imprimir piezas de gran tamaño, no de unos milímetros y con mucho detalle.
Por los 272 euros que cuesta esta Longer LK5 Pro recibimos una impresora FDM muy estable, sólida, con un volumen de impresión abierto muy grande y que es tan sencilla de manejar que nosotros, que no hemos tocado una FDM en nuestra vida, la supimos ensamblar e imprimir sin problemas a la primera. ¡Un chollo!
Eso sí, tardamos más en imprimir que con una impresora de resina porque hay que perder dos horas ensamblándola, pero por el resto es muy sencilla y fácil de utilizar. La prueba de la impresora Longer LK5 Pro ha demostrado que es un gran producto.
PROS: es muy robusta, con materiales de calidad, es fácil de ensamblar, el menú de ayuda en la calibración es correcto, la cama de impresión es de muy buena calidad y de fácil despegado, la pantalla LCD es clara y de fácil manejo. Tiene sensor de filamento que detiene la impresión cuando detecta que se ha acabado, y ¡funciona! Cualquiera puede montarla y usarla. Y es muy silenciosa.
CONTRAS: no tiene calibración automática -es opcional-, las instrucciones de ensamblado tienen un par de fallos, pero que intuyes fácilmente. Es muy ancha y ocupa mucho espacio, que se agrava con la posición de la bobina en un lateral y en diagonal.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Por favor, para seguir navegando acepte la política de cookies y privacidad del sitio. Consulte aquí nuesta Política de Cookies y nuestra , Política de Privacidad ACEPTAR